martes, 25 de diciembre de 2012

Y fuera el mundo

Huele a invierno que apesta,
y el otoño debajo del nórdico
es más frío.
Bruce Springteen gira esférico
en mi habitación
y el funcionamiento del corazón
me quema las manos.
Los lápices de colores
llenan mis ojos
de una primavera
ágrafa, trágica.
Y fuera el mundo.
Dentro las vísceras
y fuera el resto, todo, tú.
Embriaga la nieve derramada
y la sangre manando de miles
de pechos, ajenos.
Palabras manoseadas
sonidos, como ladridos
como el chirriar de lo inventado
bajo las normas.
Y fuera el mundo.
¿Cómo describir la nada?

El tiro que no damos


Sin un Euro en las Vegas,
me azotan las cadenas 
del hijo patriota sin bandera
que desertó de la incultura
con gomina y teletienda.
Se me llena el pecho de hambre
y el bolsillo inmaculado suda
una moneda.
Como un niño, bajo las sábanas,
escribimos, los cuentos que no quieren que leamos.
El último verso está en blanco.
Somos la culata del tiro que no damos,
y pedimos sin gaznate 
que no nos golpeen el estambre.
Fieros esbirros de la nada,
descerebradas balas de goma,
en paro, sin casa.
El último verso está en blanco,
alerta, silente, vendado.
Y tenemos en el vientre 
un nervio sin dientes
que nos pide batallar.
En la vega baja, sin un euro
germánicamente estériles
se nos llenan los labios de metralla.

Pero el último verso es nuestro,
somos asquerosamente presente.