martes, 25 de diciembre de 2012

El tiro que no damos


Sin un Euro en las Vegas,
me azotan las cadenas 
del hijo patriota sin bandera
que desertó de la incultura
con gomina y teletienda.
Se me llena el pecho de hambre
y el bolsillo inmaculado suda
una moneda.
Como un niño, bajo las sábanas,
escribimos, los cuentos que no quieren que leamos.
El último verso está en blanco.
Somos la culata del tiro que no damos,
y pedimos sin gaznate 
que no nos golpeen el estambre.
Fieros esbirros de la nada,
descerebradas balas de goma,
en paro, sin casa.
El último verso está en blanco,
alerta, silente, vendado.
Y tenemos en el vientre 
un nervio sin dientes
que nos pide batallar.
En la vega baja, sin un euro
germánicamente estériles
se nos llenan los labios de metralla.

Pero el último verso es nuestro,
somos asquerosamente presente.


 

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