Sin un
Euro en las Vegas,
me azotan las cadenas
del hijo patriota sin bandera
que desertó de la incultura
con gomina y teletienda.
Se me llena el pecho de hambre
y el bolsillo inmaculado suda
una moneda.
Como un niño, bajo las sábanas,
escribimos, los cuentos que no quieren que leamos.
me azotan las cadenas
del hijo patriota sin bandera
que desertó de la incultura
con gomina y teletienda.
Se me llena el pecho de hambre
y el bolsillo inmaculado suda
una moneda.
Como un niño, bajo las sábanas,
escribimos, los cuentos que no quieren que leamos.
El
último verso está en blanco.
Somos
la culata del tiro que no damos,
y pedimos sin gaznate
que no nos golpeen el estambre.
Fieros esbirros de la nada,
descerebradas balas de goma,
en paro, sin casa.
El último verso está en blanco,
alerta, silente, vendado.
y pedimos sin gaznate
que no nos golpeen el estambre.
Fieros esbirros de la nada,
descerebradas balas de goma,
en paro, sin casa.
El último verso está en blanco,
alerta, silente, vendado.
Y
tenemos en el vientre
un nervio sin dientes
que nos pide batallar.
En la vega baja, sin un euro
germánicamente estériles
se nos llenan los labios de metralla.
un nervio sin dientes
que nos pide batallar.
En la vega baja, sin un euro
germánicamente estériles
se nos llenan los labios de metralla.
Pero el último verso es nuestro,
somos asquerosamente presente.

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