No quiero hablar
ni de lo áspero
ni de lo bello.
Voy a sudar este flujo de improperios
en este torbellino tórrido
propio de antiguos gobiernos.
Enriquéceme los peros
y sigue vertiendo en mi batucada de vasos.
Excreta esas mariposas de humo
viciosas que te devoran los pulmones.
Quiero perseguir tus lagartijas infantiles
por el sendero de plomo y escarcha,
sin soldaditos.
Desafiando manos urbanas
y urbanitas brazos pérfidos,
y almohadas de neblina embalsamada.
Quiero sentir el rubor de faldas y barbas
en días de feria.
No quiero hablar
ni de lo áspero
ni de lo bello.
Voy a secar este sudor
muda en el desvelo psiquiátrico
de no querer dormir si no es contigo.