escucho los ecos
que tantean el aire
en busca de huecos.
Sonrisas y llaves
de puertas que esconden
lo que en tus ojos arde.
Y liban poemas
de sol y vinagre
en estambres de azúcar y edulcoradas sales.
Enajenados deshielos
y endurecidos panes
y voces de niños
que no tienen padres
y viven de sueños
y mueren de hambre.
Al otro lado de la pantalla
como mi sed, como el verano.
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