lunes, 19 de marzo de 2012

Puntos suspendidos.

Los tres puntos eran dos.
 Se miran con el recelo del que desconoce lo que la palabra oculta y comparten la unidad incompleta de la duda, extrapolable a cada coma de sus conversaciones.
 Más allá de la toga altiva, buscan el axioma primero del rumor de las letras, sin más armas que el olor a café y el tacto firme de los versos que perfilan con las yemas de los dedos.
A veces aguantan el tipo, otras, escalan inseguridades hasta llegar a la posición que les permite la calma momentánea de la visión esférica y entonces vuelven a bajar a jugar el rol, aunque no saben muy bien cuál.
Los tres puntos eran dos.
Se guardan las espaldas, compartiendo la meta de la tinta y el latido incierto.
Más allá de la caducidad de las fechas, saben que no perece sino lo que tirita esparciendo polvo, esbozo de gloria pasada.
A veces rompen la fila e incordian a la ortografía, a los parámetros de corte fino con cubierto de protocolo.
Dos eran los tres puntos, suspendidos en la subsistencia.


                                                                                                                   G.R.


1 comentario:

  1. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!¿pájinas?????????!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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