del verbo imberbe,te guiñaré ambos ojos,
me sumergiré
en la esquela bravía
de tus párpados y destruiré
montañas de sal reblandecidas;
con el sudor de un dios
de exquisito apetito
vástago del palpitar de olas,
mares, tifones y oxidadas escafandras
de vino y nueces, y mostaza.
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