Pues bien, yo estaba con mi amiga Elena tomándome un algo en una terraza que hasta el momento era un bar normal pero de repente aparece el exnovio de mi compañera de piso (Reme) y entra a comprar detergente, suavizante y mousse de chocolate (sí,sí en el bar). Al percatarse de nuestra presencia nos dedica una mirada asesina que hace que nos asustemos un poco (por alguna extraña razón sospechamos que haya podido hacer alguna locura, aunque la compra que lleva entre las manos es más propia de una ama de casa que de un criminal). Tras esta primera toma de contacto me levanto y le pregunto qué hace allí, él me responde (con palabras mal sonantes) que no es de mi incumbencia y se larga.
Asustada llamo a Reme y antes de que pueda hablar con ella vuelve el susodicho y me rompe el teléfono (para no faltar a la verdad he de decir que en el sueño mastica y escupe la tarjeta de mi móvil)...
Después de esto (no lo recuerdo con claridad) comienza una persecución por las calles de las tascas de Murcia, corro y corro hasta que me encuentro con... ¡atención!...Juan Echanove, El Gran Wyoming y otro señor al que no reconozco. Como si de un amigo se tratase le cuento lo sucedido a Juan, agarrándolo del brazo y le pido que me ayude... Así queda la cosa porque como si estuviera a las ordenes del mismísimo Tarantino aparezco llamando a la puerta de la casa de mi abuela (en Abanilla), que no es de mi abuela porque la que vive ahora allí es Reme. (¡toma ya!) Me abre y... Me despierto.
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