desdibuja en el rostro febril
de la escarcha, que amarillenta
los vidrios opacos y fugaces.
Sentir la nieve ignífuga
que amaina tempestades y florecer cerca de las costas
que liman arrecifes
de corales y otros disgustos;
y amapolas y desdichas y difuntos.
Aproxímate sin ropa, sin mundo
ni piel, ni abrigo, ni lumbre.
Y en la plenitud del templo
descálzate el alma,
silba, centellea,
acalla y sueña
con nísperos, con noches
con valles,
e inmerso en cicatrices,
quema las naves.
¡Joder! Es la ostia. ¡Hay que quemar todas las naves! ¡Todas!
ResponderEliminar'Y en la plenitud del templo..' me recuerda a una canción de L.E.Aute de su disco 'Templo' (1987) que decía:
Perderme,
perderme,
perderme,
perderme en tu templo,
sacro cuerpo,
para hallarme en él.
...al fin.
¡Salud y enhorabuena!
JuanmaLópez